El pasado 8 de abril, Oviedo se convirtió en el epicentro del talento matemático universitario con la clausura de la fase final de la Liga de Matemáticas 2024-2025. Durante cuatro intensas jornadas, los pasillos del Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo se llenaron de fórmulas, ideas brillantes, nervios y mucha ilusión.
La edición de este año contó con la participación de equipos de las universidades de las Islas Baleares (UIB), Barcelona (UB), Valladolid (UVA) y el País Vasco (UPV/EHU), que demostraron un altísimo nivel tanto en la fase de resolución de problemas como en la defensa oral. El equipo de la Universidad de Valladolid se alzó con la victoria, pero más allá del resultado, la competición fue un verdadero homenaje al esfuerzo, la lógica y el pensamiento crítico.
Este logro colectivo no habría sido posible sin el esfuerzo incansable de la Asociación de Estudiantes de Matemáticas de Asturias (AEMA), que asumió con profesionalismo y entusiasmo la organización de la fase final. Desde la logística y coordinación con las universidades participantes hasta la creación de espacios de encuentro y divulgación, AEMA dejó claro que el motor de la matemática no es solo la razón, sino también la pasión compartida.
Uno de los grandes aciertos de esta edición fue la integración de actividades paralelas de divulgación científica. Se ofrecieron charlas abiertas al público sobre inteligencia artificial, análisis de datos y computación cuántica, lideradas por profesionales de empresas como DXC Technology y CTIC Centro Tecnológico. Este cruce entre la academia y el sector tecnológico reflejó cómo las matemáticas son hoy una herramienta fundamental para interpretar y transformar el mundo.
La clausura fue un momento cargado de emoción. No solo se celebró a los ganadores, sino a toda la comunidad que hizo posible esta experiencia: profesores, patrocinadores, voluntarios y, por supuesto, los estudiantes. Oviedo, con su hospitalidad característica, supo acoger y dar brillo a una final que no solo marca el cierre de una competición, sino el inicio de nuevas redes, amistades y vocaciones.
Cuando se habla de grandes eventos académicos, muchas veces se piensa en instituciones, presupuestos y profesionales. Pero en la reciente final de la Liga de Matemáticas celebrada en Oviedo, el verdadero corazón del evento fue una comunidad estudiantil decidida a hacer historia: la Asociación de Estudiantes de Matemáticas de Asturias (AEMA).
Durante meses, AEMA trabajó en la sombra para diseñar y ejecutar la fase final de una de las competiciones universitarias más exigentes del país. Lo hizo desde una convicción firme: las matemáticas no solo se aprenden en clase, se viven y se comparten.
La organización de la final fue un auténtico ejercicio de gestión y liderazgo. AEMA coordinó con instituciones académicas, gestionó espacios, organizó la acogida de las universidades finalistas y diseñó un programa que iba más allá de la competición pura. Las matemáticas se mostraron como un lenguaje para entender el futuro, con charlas de vanguardia en IA, ciencia de datos y computación cuántica. Especialmente inspiradora fue la intervención de Jesús Aitidir, quien puso sobre la mesa el rol transformador de las matemáticas en una era tecnológica.
AEMA no solo mostró músculo organizativo, sino también sensibilidad. Incluyó talleres para estudiantes de secundaria y actividades abiertas que convirtieron la final en un evento inclusivo, participativo y divulgativo. Esta visión de la matemática como comunidad y cultura fue uno de los sellos distintivos de la edición.
La clausura dejó imágenes imborrables: aplausos sinceros, agradecimientos entre iguales y una sensación compartida de “haber hecho algo grande”. Como dijo uno de los organizadores en su intervención final: “Las matemáticas unen, pero son las personas quienes las hacen inolvidables.”
Esta edición de la Liga no fue solo una competición; fue un manifiesto en favor de la educación transformadora, del trabajo en red y del poder de las nuevas generaciones. AEMA demostró que, con visión, compromiso y mucha voluntad, es posible construir puentes entre la academia, la empresa y la sociedad.
Oviedo cierra esta edición con orgullo, y AEMA se consolida como un referente nacional de organización, divulgación y comunidad en el ámbito matemático.
Sharing is caring!
